Rocky es pequeño, tiene el pelo corto, suave, tan blando por
fuera como por dentro, que es como si fuera de peluche. Sus ojos son como
perlas. Su pelo es del color de las noches frías de invierno. Lo suelto y se va
al campo a oler rosas, margaritas y flores silvestres… Lo llamo muy suavemente
“¿Rockyyy?”, se acerca a mí como un caballo trotando, que parece que está
contento. Come todo lo que le echo, pero lo que más le gustan son las ciruelas,
las manzanas granel y las nueces. Es mimoso y muy juguetón, siempre quiere que esté jugando con él y, cuando salgo con
mi madre o solo, siempre quiere que lo lleve conmigo. Cada vez que lo llevo de
paseo, la gente y los perros se quedan mirando como diciendo: ¡Qué belleza, qué
hermosura!
Samuel Santana García 1º ESO A